jueves, 24 de octubre de 2013

Misa de difuntos: Requiem.

Como hemos leído en clase, en 1791, Mozart recibió una inquiertante visita: un siniestro hombre de negro le encarga la composición de una misa de difuntos a cambio de una gran cantidad de dinero. Mozart, gravemente enfermo, sintió que lo que iba a componer era la música para su propio funeral. En realidad, el extraño personaje que le visitó era el abogado del conde Walsegg-Stuppach, que había perdido a su mujer el 14 de febrero, a la edad de 20 años. Aquí puedes escuchar el famoso Lacrimosa del Requiem que ilustra la muerte y entierro del compositor en la película Amadeus.

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